A 33 Años del asesinato de Victor Jara
Homenaje a Victor Jara, su familia, compromiso y militancia, la vida contada por él mismo, la vida de un hombre del que Bertolt Breach ubiera dicho que es de los impresindibles...
Niñez
Mis padres trabajaban como inquilinos y vivíamos muy cerca de un pueblito que se llama la Quiriquina, a doce kilómetros de Chillán Viejo. Éramos seis hermanos. Cuando comíamos carne era una fiesta. Éramos muy pobres.
Después mi papá se vino a un fundo en Lonquén, allá metido entre los cerros de Melipilla adentro.
Mi padre era analfabeto y no quería que nosotros fuéramos al colegio para que pudiéramos ayudarle, y así desde los seis o siete años iba a trabajar con él al campo. Pero mi mamá sabía algo de leer y así desde el principio insistió que por lo menos aprendiéramos las letras.
Mi mamá era cantora como decimos los chilenos y cada vez que tenía que ir a alegrar una fiesta o un velorio allá partía con el más chico de los seis que era yo. Los rasguidos de la guitarra penetraban en mí; recuerdo que me quedaba detenido frente a ella escuchando la guitarra
Familia
Pienso que la mujer no es una esclava, es igual al hombre y tiene los mismos derechos. Pedirle a la mujer pureza y dedicación al hogar, y al hombre no, es ser esclavista. El hombre no es nada sin la mujer.
Militancia
El compromiso es cuestión de principios y uno no tiene compromiso si no adopta una posición ideológica en la vida. Quien quiera interpretar realmente el alma del pueblo debe recorrer muchos caminos. Y estos caminos deben ser la búsqueda y el hallazgo de sentirse un ser humano útil para los demás. Sentirse compañero de la mujer que lava, de los hombres que hacen lazos, del que abre surcos, el que baja a la mina, con su propia compañera, con sus hijos y compañeros de trabajo. Sentir que así como nos une la canción, también nos une el anhelo de construir una vida mejor, más justa, más humana.
Música
Soy un hombre de modesto de origen campesino. Mi padre fue inquilino. Tuve la suerte y el privilegio de realizar estudios universitarios, de ser un director teatral de ese nivel. Por esta razón es que me siento mucho más comprometido con el pueblo. Quiero que mi canto haga vibrar a esa gente modesta, porque a ellos está dirigido el mensaje de mis canciones. En mi posición intelectual, espero no llegar a desembocar en un cantante de elite. Siento muy hondamente lo que significa ser un intérprete popular. Todas estas ideas las he madurado lentamente con el tiempo y se han ido aclarando en ese mismo proceso.
Espero, en el corto tiempo que significa mi vida, sentir algún día la felicidad de comprobar que realmente estoy interpretando al pueblo con mi canto y mi trabajo artístico en general. Para ello es necesario previamente captar hondamente el alma del pueblo.
Soy folklorista, soy un hombre de extracción popular. Aprendí desde pequeño el lenguaje de los más, que son los más humildes y humillados. Conocí las sílabas del viento, de la poesía hermosa y natural de la vida allá en el campo. Mi madre me enseñó a cantar. Hoy estoy feliz con lo que hago pero también descontento o impaciente porque hay mucho que hacer .A veces quisiera ser diez personas para hacer diez cosas que el pueblo necesita.
Cada día me conmueve más lo que sucede a mi alrededor. La pobreza de mi propio país, de América Latina y de otros países del mundo. He visto con mis propios ojos la huella de horror de una matanza de judíos en Varsovia, el pánico de la Bomba, el golpe mortal causado por la guerra que desintegra al hombre y a todo lo que de él surge y nace. En fin, tantos otros desastres que cansa enumerar. Pero también he visto lo que el amor puede hacer, lo que la verdadera libertad puede hacer, lo que la fuerza y el poderío del hombre feliz pueden hacer.
Por esto y porque anhelo la paz, es que la madera y las cuerdas de una guitarra me hacen falta para desahogar algo triste y alegre. Alguna estrofa que abra el corazón como una herida o algún verso que quisiera nos diera vuelta de adentro hacia fuera para ver el mundo con ojos nuevos.
Creo que ninguno de nosotros tiene el derecho de colocarse como juez implacable, incluso dogmático, frente al folklore en general. El folklore auténtico es vigente, vivo, actual; no está en absoluto muerto. Nos parece muy peligroso, antojadizo y un poco egoísta considerar que el folklore es una obra arqueológica del siglo pasado, y que debe ser interpretada como tal, o si no, no es válida. Eso es absurdo. El folklore es un arte en todo sentido de la palabra. Su esencia es humana. Ahora el artista que interprete esa esencia humana, es verdaderamente válido.
Unida Popular
A los artistas populares chilenos lo más importante que nos sucedió fue trabajar por conquistar un gobierno popular. Este afán común nos permitió el conocimiento físico entre los artistas de diferentes áreas. Casi siempre el artista ha sido un ser cuyas búsquedas y hallazgos son individuales, cuyos problemas, a lo más se conversan en el taller. Pero, como nunca, en 1970 los artistas de una misma tendencia se unieron. En este sentido los comités de Unidad Popular cumplieron un rol primordial. Este contacto, este conocimiento personal, esto de saberse amigo en la lucha, lo logró el pintor abstracto, el bailarín de la danza moderna, el investigador del folklore puro, tanto como el intérprete de la canción revolucionaria.
Sentimos que éramos seres humanos y que juntos podíamos trabajar mucho por lo que antes era sólo un pensamiento, un deseo, y que se convirtió en una fuerza de acción.
A mi juicio nuestra actividad después del triunfo de Allende se va desarrollando positivamente, porque el triunfo y esta conjunción de ideas comunes despertaron en muchos artistas la inquietante pregunta de “qué es lo que hay que hacer ahora”. Lo que antes fue impulso espontáneo, hoy tiene que convertirse en acción organizada y planificada. Está de más decir qué anhela el pueblo en lo que a cultura se refiere.
Hay que entregarle al pueblo las armas para que se convierta en creador. Ahora el canto pertenece a todos.
Victor y el Amor
A cuatro días antes del Golpe, le preguntaron a Víctor por la palabra amor, qué significaba para él.
Respondió:
“El amor a mi hogar, mi mujer y mis hijos”.
“El amor a la tierra que me ayuda vivir”
“El amor a la educación y al trabajo”
“El amor a los demás que trabajan por el bien común”
“El amor a la justicia como instrumento del equilibrio para la dignidad del hombre”